jueves, 21 de septiembre de 2017

Cataluña, a 1 de Octubre

A falta de poco más de una semana para uno de los momentos más esperados y temidos de la historia de nuestro país, los medios, las redes sociales y las conversaciones cotidianas de las calles derivan a lo mismo: Cataluña y el 1 de Octubre.

Existen, como es lógico, diversas corrientes sobre el tema en cuestión. La primera, aquella que exige un referéndum exclusivamente catalán para que la región del noreste de la península abandone definitivamente el Estado Español. La segunda, menos exhaustiva que la anterior, defiende una votación exclusivamente catalana por mero cumplimiento de la democracia, ejerciendo así el derecho a voto. La tercera, más precavida pero en la misma línea, defiende una consulta a todos los integrantes del país, independientemente de si vives en Hospitalet o en Torrelodones. La cuarta, llamémosla la quedabien, también está a favor de un referéndum, eso sí, cuando el gobierno esté completamente seguro de que el "NO" saldrá triunfante. Por último, nos topamos con la que argumenta, o intenta hacerlo, que no debe existir ninguna consulta a los ciudadanos de la región catalana sobre qué rumbo quieren tomar en sus vidas. Esta suele ser la misma que no reconoce la plurinacionalidad del mismo Estado Español, anotando que un madrileño es exactamente igual, en cultura, pensamiento y costumbres, que un catalán, un vasco, o un andaluz. Dicho esto, vamos a centrarnos en la última.

Bajo el transparente manto de cumplir con la legalidad que dicta una constitución aprobada tras un fascismo de varias décadas, este sector no concibe que Cataluña pueda someterse a una votación popular. La región de la costa brava lleva más de 10 años pidiendo, mediante el diálogo, un referéndum para tener participación en lo que será su futuro, siempre con la misma respuesta como resultado: "no romperán España", y sus derivados "son un pequeño sector de la población" y "son radicales". Resulta cuanto menos curioso, que se sigan escuchando estas afirmaciones en entornos tan observados como la televisión o la prensa, teniendo en cuenta que ha sido el Parlament, elegido por el pueblo catalán, el que ha aprobado este intento de referéndum de la semana que viene.
Tras una década de intentos y negativas, se ha tomado una estrategia distinta, actuar respecto al Estado central con la misma atención que han recibido del mismo. No considero, ni mucho menos, que sea lo correcto, pero desde luego, y aquí tomo partida, que es comprensible. El 1O no tendrá validez a nivel global, por todos es sabido, pero ese es otro tema que, si se cierne, tocaremos en otro momento.

Personalmente he escuchado también otro tipo de afirmaciones sugerentes referidas al President de la Generalitat, Carles Puigdemont, o al portavoz en el Congreso por ERC, Gabriel Rufián, entre otros. Reflejaban todo tipo de mentalidades, como era de esperar, pero algunas de ellas eran realmente preocupantes. "Lo que hay que hacer es encerrarlos a todos" o "hay que sacar los tanques en Cataluña" son un par de los muchos ejemplos (no los más fuertes, como podrán suponer). Lo curioso es que aquellos que expulsaban de sí mismos estas barbaridades son los mismos que alardan por donde pisan que en Venezuela hay presos políticos. Encerrar a un determinado número de ciudadanos por luchar por sus ideas pacíficamente es, según mi entendimiento, encarcelamiento político. Ahora bien, y esto es lo realmente importante - y exageradamente triste - de este asunto, se está llevando a cabo una auténtica cacería de brujas por el mero hecho de querer votar en pleno siglo XXI.

Hasta aquí mi aportación, no vaya a ser que me tachen también de radical a mí. Que vaya todo bien por los colegios electorales (si no los han tirado antes). Saludos desde Madrid.

J.M.Vergas

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Solución a la crónica

1981 vio nacer un hito en la historia de la literatura universal, un tal Gabriel había creado "Crónica de una muerte anunciada". 36 años más tarde, cualquier análisis sobre el tema a tratar, derivaría todas sus conclusiones en el mismo desenlace. El Rayo Vallecano está herido en todos los aspectos, y, aunque sea difícil tarea, trataremos de conseguir que la crónica de su muerte sea obviada.

El primer problema brota de las arenas del propio terreno de juego y de aquellos que la pisan. Un deteriorado Dorado y un jerarquizado pero debilitado Amaya parecen incapaces de mantener a raya a cualquier delantera rival, aumentando así las posibilidades de que un Alberto que no pasa por su mejor etapa sea incapaz de atajar balones con el nombre "gol" inscrito en su cuero. Los laterales también dejan ver carencias, pero a nivel global no están tan señalados como las torres centrales. Bien es cierto que Ernesto Galán no es del todo eficaz en el ataque, pero compensa con su capacidad de corte y velocidad. A la inversa, lo mismo ocurre con el gran Álex Moreno, que cumple allá donde se lo proponga y cada fin de semana se convierte en una pieza fundamental para el ataque rayista.
El ataque es el otro punto a tratar en este párrafo, dado que el conjunto vallecano está desaprovechando al posiblemente mejor jugador de la Segunda División, Óscar Trejo, en una posición que no es la que le corresponde. Además, las recientes incorporaciones de Chori Domínguez y Raúl de Tomás, piden a gritos desde el banquillo colaborar en el asalto a la primera categoría del fútbol español, asegurando así en el banquillo a un revulsivo como Lass, y un tridente que seguro se  consolidaría como cumbre del fútbol de plata.
El centro del campo es lo menos criticable de la plantilla, donde jugadores de la talla de Unai López, Santi Comesaña y Roberto Trashorras son capaces de burlar cualquier presión del rival. Sin embargo, me es posible encontrar una pega incluso a ello: la no presencia de quien es, para mí, el presente y el futuro de la franja, Fran Beltrán. Mantener a este jugador en el banquillo agitaría sus ganas de salir del club, lo que sería fácilmente catalogable como el mayor fracaso de la temporada del conjunto de Miguel Ángel Sánchez Muñoz, alias Míchel.

El segundo problema, y posiblemente el causante de todos los demás, está en la gestión del club. Un conjunto como el Rayo Vallecano, el Eibar o el Leganés se nutre y ha de nutrirse de la cantera, por lo que decisiones como la destitución de Juan Pedro (responsable de crear talento en la misma durante toda su vida) o la ignorancia y negatividad a la hora de renovar la ciudad deportiva, provoca que otros clubes como Leganés o Real Madrid, que no llevan a cabo esas políticas, obtengan del rayo jóvenes talentos con ganas de huir de la gestión del sr. Raúl Martín Presa. Errores imperdonables, como el "proyecto" Oklahoma, también ha tenido repercusión en el equipo, como la escasez y tardanza de fichajes para la presente temporada.

Por último en esta reflexión (no en el club) y ligado también al responsable anterior, tenemos la constante rivalidad de la grada, en su totalidad, y el palco. Lo último de esta irreconciliable disputa es la prohibición de introducir pancartas en el Estadio de Vallecas, un hecho incomprensible para cualquier aficionado al fútbol, independientemente de sus creencias o colores.

Seguiremos tratando esta continua pugna del barrio de Vallecas y quien ignora sus principios. De momento jugamos en Sevilla, donde las pancartas están permitidas y la afición se sentirá menos perseguida que en su propia casa. Continuará...

J.M.Vergas