miércoles, 22 de marzo de 2017

Borrasca en el Este

La borrasca acumula las sustancias nocivas del aire y las eleva, gracias a sus corrientes, hacia lo más alto del sistema.

La extrema derecha está actualmente en el centro de dicha borrasca, pero no en su punto más álgido, pues, cuando creemos que todos los gases contaminantes han llegado a la cima, nos sorprende un CO2 americano o un NO2 francés, que, por cierto, aún están en plena ascendencia. Esto, por otro lado, nos lleva al otro extremo de la cuerda, a los responsables de dicha contaminación, que, como todos sabemos, no son los meros gases, ni siquiera los sprays humanos que segregan sus sustancias a través del voto dirigido a ellos...

Los verdaderos culpables de la contaminación política son aquellos que fomentan el antirracionalismo, aquellos que retiran de las aulas la cuna del pensamiento y el culto a la madre naturaleza, para rendírselo al Padre de la Inquisición y la quema de brujas. Obviamente eso también se retira de las clases, no vaya a ser que los creyentes hagan como los catalanes y decidan apartarse de la realidad que está abriendo sus puertas.

Siguiendo al este de la ideología política, y tratando de desviarnos de los extremos de los acantilados (si es que así se quiere), llegamos a los pueblos llamados centrales, "el centro". Al ser pueblecitos rurales, la contaminación parece completamente erradicada; sin embargo, no hace falta tener un máster en geografía para saber que todo lo que no sea el km 0 es periférico al centro, es decir, se aleja de él y, visto lo que se cuece por la capital, en la Puerta del Sol hay de todo menos centro; no hay más que mirar la negrura de sus cielos...

Como conclusión, vivimos en un mundo en el que el aire político es el más irrespirable de la esfera. Así que ya sabéis, pequeños, reciclad.

Jorge Martínez Vergas

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